Susanna encuentra unas gafas mágicas que transforman la pradera en la que se encuentra en una serie de paisajes terribles y hermosos: una ciénaga, un volcán, una tormenta de nieve, un océano seco.
Al intentar regresar a casa, por el camino, conocerá diferentes personajes, que se convertirán en sus compañeros de viaje. Porque la mejor manera de emprender un viaje peligroso y llegar a un lugar seguro es, cómo no, hacerlo rodeada de buenos amigos.
Un viaje a un mundo inquietante y fantasmagórico, donde la imprevisibilidad del clima y los volcanes en erupción se reflejan en la fragilidad emocional de todos los protagonistas.